viernes, 24 de julio de 2009

Colectivo 5 y 10, cine tijuanense autosuficiente


Por Laura Durán

Al igual que los apóstoles, son 12, todos sin excepción han sido jefes y chalanes. Además de la técnica para el cine, han aprendido a ser diseñadores, promotores, administradores y hasta cocineros, sin perder de vista el fondo: Hacer cine de buena calidad con pocos recursos.
Con 10 cortometrajes de respaldo, un largometraje en ciernes y el proyecto comunitario de formación cinematográfica Reactivo 510, el colectivo 5 y 10 pasó de ser un grupo de amigos a asociación civil y a tres años de formación es punto de referencia sobre el quehacer cinematográfico de Tijuana.

“Un tiempo prácticamente dejamos de producir cortometrajes y nos pusimos a sentar la base del nuevo 5 y 10 que está mucho más sólido como organización. Otros colectivos se dedicaron a producir, no fortalecieron su lado organizacional y desaparecieron”, aseguró Juan Manuel González, uno de 1os integrantes fundadores.


Siguiendo mecanismos legales, fiscales y financieros, una mesa directiva y la creación de varios departamentos como diseño y difusión, el colectivo trabaja de manera organizada para ser autosuficiente.

“La idea es llegar a vivir de esto, pero hasta ahorita seguimos trabajando igual, cada quién tiene su chamba y cooperamos. También se buscarán patrocinios, apoyos institucionales o convenios con otras asociaciones civiles” confirma Karla Martínez, integrante del colectivo y que además cuenta con importante trayectoria literaria.
A pesar de pertenecer a un esfuerzo simultáneo del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), que en varias ciudades del país impartió un curso intensivo de producción cinematográfica, Tijuana fue la única ciudad que dio frutos.



El esquema de rotación de puestos, no solo capacitó a los integrantes para desempeñar cualquier campo del cine, también generó una sensibilidad laboral y un sentido de equipo que hoy es una filosofía de trabajo.

“En México un director de cine es Dios, el fotógrafo es el semidios y el productor el papá de los dioses, el resto es… pura changada. 5 y 10 es un grupo donde un fin de semana eres el que va por las sodas y en el otro eres el director” expresó Juan Carlos Ayvar, hombre de comentarios directos y pensamiento práctico.

“La rotación de personal nos hace diferentes. Cada quién sabe el trabajo que cuesta cargar una lámpara… Eso da incluso una sensibilidad laboral, porque la persona que está hasta abajo requiere tiempo y esfuerzo y dependes de él”, añadió Alfredo González Unibe, integrante del colectivo desde hace año y medio.



“Sí tenemos la idea de especialización, porque después de 4 años nos hemos dado cuenta qué somos mejores y qué es lo que más nos gusta, pero seguimos pensando en rotar los puestos. Después de 10 cortometrajes seguimos pensando igual”, agregó Juan Manuel González.

Sorprendidos aún de lo que han logrado, sinceros aunque duela, en un constante toma y daca de autocrítica y reflexión, trabajando a ‘medio gas’ porque la “chamba” que da de comer es otra, 5 y 10 es por sí mismo un laboratorio donde se experimentan distintas maneras de administrar y producir para llegar al modelo ideal de esta región.

“Tenemos un sistema de control de calidad bien raro que se formó solo, porque somos muy autocríticos y diferentes unos de otros. La pelotita rueda y rueda y al final queda pulida” apuntó Juan Antonio Pantoja.

No son hijos, sobrinos, nietos o protegidos de alguien que esté conectado en la industria cinematográfica, son jóvenes comunes y apasionados por el cine.

No les interesa perseguir funcionarios ni presionar instituciones, sin grandes infraestructuras ni presupuestos, ‘taloneando’ patrocinios o aportando directamente de su bolsillo, hacen lo que mejor les sale: Trabajar en equipo.

5 y 10 es un pensamiento joven, un proyecto independiente cuyo exitoso modelo de trabajo a partir de la tolerancia y autocrítica bien valdría ser reproducido en otros colectivos e instituciones culturales de la región.

No hay comentarios:

Publicar un comentario