miércoles, 15 de julio de 2009

Los "Xolos" a un paso de la primera


Por Daniel Salinas Basave

La carencia de espíritu de pertenencia e identidad, acaso el mayor karma cultural de Tijuana, se ha visto reflejada en la joven historia del futbol profesional en esta ciudad.
El de Tijuana ha sido históricamente un futbol migrante, de colores efímeros y proyectos inestables.
En tan sólo 20 años, han existido en esta ciudad ocho diferentes franquicias con nombres, escudos y colores contrastantes. Hasta ahora no ha sido posible tener un equipo que logre sumar seis años seguidos el mismo nombre y uniforme. Parece ser que Xoloitzcuintles llegó para quedarse. Habrá que ver si es cierto.
Tijuana es la cuarta ciudad más grande del país, está ubicada en unos de los corredores económicos más dinámicos del mundo (al menos antes de la crisis lo era) la urbe tiene más de 100 mil habitantes nuevos cada año, hay pobladores procedentes de todos los rincones de la República y de distintas partes del planeta. En teoría una ciudad con estas características sería el sueño de cualquier equipo de futbol que aspire a llenar su estadio y pese a ello, Tijuana sigue teniendo equipos de división inferior.
Mientras ciudades mucho más pequeñas y menos pobladas tienen o han tenido equipos en el máximo circuito, (San Luis, Pachuca, Celaya, La Piedad, son bastante más pequeñas y despobladas que Tijuana) el futbol de primer nivel sigue brillando por su ausencia en esta frontera. Vaya, Tijuana es la única ciudad grande del país, con una población superior al millón y medio de habitantes, que jamás ha tenido un equipo en primera división. Por desgracia tendrá que seguir esperando al menos un año para tenerlo.
La historia del futbol profesional en Tijuana no es muy antigua. A finales de los años ochenta, nació un equipo llamado Inter Tijuana, entrenado por el Campeón Hernández, que disputó la final de 1990 contra los Panzas Verdes de León de Víctor Manuel Vucetich. 3-0 perdió Inter en el Bajío y 1-1 quedó el juego definitivo en Tijuana, que marcó el retorno de la fiera esmeralda al máximo circuito. Aquella fue la ocasión que un equipo tijuanense estuvo más cerca de llegar a Primera División. Las finales que disputaron Chivas-Tijuana en 1998 y Xoloitzcuintles en 2009 fueron de torneo corto y aún si las hubieran ganado, habrían tenido que sortear otro escollo para el ascenso. La final que jugó Inter de Tijuana, en cambio, fue de torneo largo y por ende fue definitiva. De haber ganado, Tijuana habría tenido equipo de primera en 1990. Siempre será bella la historia de lo que pudo haber sido.
Tras acariciar la gloria, llegaron los tiempos de vacas flacas para Inter, que se transformó por un breve tiempo en Tijuana Stars, para volver a ser Inter, hasta que en 1997 el equipo descendió de categoría. Fue entonces cuando Salvador Martínez Garza, presidente de la Promotora Deportiva Guadalajara, trajo una nueva franquicia y la convirtió en filial del Rebaño Sagrado bajo el nombre de Chivas-Tijuana. Este equipo alcanzó la máxima gloria en diciembre de 1998, cuando disputó la final del Torneo de Invierno contra Venados de Yucatán. Bomba yucateca, karma de los mayas, pero el caso es que con el rol de juegos invertidos, el marcador entre yucatecos y tijuanenses fue idéntico al que se consumó el pasado 24 de mayo. 0-0 en Tijuana y 1-0 en Mérida. Yucatán fue campeón, pero perdió el ascenso ante Curtidores, que a su vez fue vendido a Puebla.
Chivas-Tijuana jugó un torneo corto más y fue eliminado por Zacatepec en cuartos de final. En el torneo siguiente, Invierno 1999, el equipo cambió de nombre y camiseta, pues ya no quería ser una filial, sino un cuadro con derecho a ascenso. Nacional Tijuana se llamaba y tenía un hermoso uniforme color verde con rojo. El primer partido en la historia de Nacional-Tijuana fue un amistoso contra Chivas de Guadalajara que ganaron los tapatíos por 1-0 con gol de Luís García. Nacional coqueteó con liguillas y repechajes, pero jamás pasó de cuartos de final. Se fue Jesús Bracamontes de la dirección técnica y llegó en enero de 2000 Pablo Luna, con quien se logró cierta estabilidad. Algunos buenos jugadores que hoy militan en la Primera División surgieron de ese Nacional como Miguel Sabah de Morelia y Héctor Reynoso de Chivas.
Nacional dio algunas buenas campañas y cambió de dueño. El grupo de Martínez Garza lo vendió a otros tapatíos, los Ibarra, ex directivos del Atlas, que lo mantuvieron un torneo hasta que en 2003 la franquicia dijo adiós a Tijuana por falta de apoyo.
Entonces un nuevo grupo de inversionistas del ramo inmobiliario trajo un nuevo, raro y efímero equipo llamado Trotamundos, franquicia del recién descendido Colibríes de Xochitepec. Trotamundos, de uniforme blanco y amarillo, duró apenas un torneo semestral. El primer gol que anotó esa franquicia en el Cerro Colorado y en su historia, fue un golazo de tiro libre contra León en un partido que ganaron 1-0 y que a la postre resultó ser uno los poquísimos triunfos en su efímera existencia plagada de derrotas. Trotamundos fue un mal equipo que acabó su participación y su fugaz historia goleado 7-1 por Correcaminos.
La franquicia fue vendida y Tijuana se quedó entonces sin futbol profesional durante un año, hasta que el entonces alcalde Jorge Hank Rhon trajo un nuevo equipo a la ciudad. Se llamaba simplemente Club Tijuana, vestía playera roja y short negro. En medio de terrible polémica y gran golpeteo político, Hank metió a ese equipo a jugar en el CREA, una unidad deportiva municipal. Si bien el equipo no era malo, la verdad es que es que la cancha era el colmo de lo amateur, una vil tribuna de preparatoria digna de tercera división. Club Tijuana jugó el primer partido de su historia contra Coyotes de Sonora a los que venció 2-1 en el CREA. También el primer gol en la historia de la franquicia fue un tiro libre. En esa campaña alcanzó el repechaje que perdió por global de 8-3 contra Sonora. Un torneo después, el equipo se volvió filial de Dorados de Sinaloa (entonces en Primera División) y en mayo de 2006 descendió a la Segunda División Nacional o para efectos Tercera División perdiendo el juego clave contra Durango.
La directiva compró otra franquicia, en este caso la filial de Gallos Blancos de Querétaro y se mantuvo en Primera A con el nombre de Gallos Caliente. La filial queretana fue movida a Celaya y entonces Hank compró a los Lagarteros de Tabasco y el equipo empezó a jugar con el sui géneris nombre de Xoloitzcuintles con la camiseta y el escudo actual. En 2007 operó la primera gran transformación del equipo que marcó un antes y un después al contar por primera vez con estadio propio. El partido inaugural del nuevo estadio Caliente, ubicado a un costado del Hipódromo con capacidad para 13 mil 333 aficionados, fue un triunfo de Xoloitzcuintles por 2-1 contra Pumas Morelos. Por fin un paradigma se rompía y el requisito indispensable para acabar con la inestabilidad y dejar de ser un migrante eterno, estaba cumplido. El equipo finalmente podía presumir casa propia. En el Apertura 2008 llegaron a semifinal contra Querétaro y en este torneo que recién concluyó, lograron lo que nunca: Ser superlíderes indiscutibles de toda la división de ascenso.
Todo hacía pensar que Xoloitzcuintles lograría ascender. En los cuartos de final contra Lobos BUAP y la semifinal contra Salamanca, se vio un equipo sólido en todas sus líneas, con un sistema de juego definido y contundente. Con su goleador Raúl Enríquez en romance con el arco rival, con un aparato defensivo sólido comandando por el portero Zermeño y con Orteras como director de orquesta, los Xolos dieron cuenta de sus rivales en la liguilla. Con global de 4-2 dejaron fuera a los poblanos y con 4-1 vencieron a los petroleros guanajuatenses, pero la historia volvió a ponerlos frente a la bomba yucateca. 1-0 en Mérida con penal dudoso pateado por el Parejita López. Un gol no parecía una diferencia muy complicada.
El domingo 24 de mayo la tribuna del Estadio Caliente ya estaba a reventar una hora y media antes del inicio del cotejo. No cabía un alfiler. En la semifinal fue lo mismo. Por primera vez en la historia los boletos se agotan con días de anticipación. Gran ambiente, gran marco, pero a los cinco minutos de iniciado el encuentro, daba ya la impresión de que el sueño de la Primera División se esfumaría. Mérida estaba demasiado bien parado, con una defensa perfecta, con línea de cinco ordenada en bloque indestructible. Xolos salió desconectado, con la pólvora y las ideas mojadas. La afición se enfriaba con facilidad, no presionó suficientemente al rival, por momentos caía dormida, hipnotizada por el juego yucateco. Ni siquiera se notó tener un hombre más desde el minuto 22. Al final Mérida celebró, levantó la copa y lo único que se puede celebrar aquí, es que al parecer el futbol ha llegado para quedarse, pues Xoloizcuintles es el equipo más popular que ha tenido la ciudad y parece ser que el proyecto va en serio. Ojalá sepan divorciarlo de lo político y mantenerlo en el terreno de lo neutral, pues no todos los que acuden al Estadio Caliente son priistas.
Perder una final en divisiones de ascenso duele mucho más que perder en Primera División. En la máxima división se pelea por el honor, por el trofeo, pero se pierda o se gane, al torneo entrante el equipo estará donde mismo. Perder en división de ascenso significa esperar otro largo año y aunque sean líderes indiscutibles del torneo con una campaña perfecta e intachable como la de Xoloitzcuintles, el ascenso se puede echar a perder en 90 humanos minutos de mal futbol. Una afición y una cultura futbolera no nace de la noche a la mañana. En países de gran tradición futbolística como Inglaterra o Argentina, los clubes suelen tener historias de 80 ó 100 años a cuestas. No importa si son grandes o son chicos. En Inglaterra hay cuadros de segunda o tercera división con fieles legiones de seguidores y que a lo largo de las décadas jamás han cambiado de escudo o uniforme. En Tijuana los equipos han sido hasta ahora proyectos efímeros poco serios. Lo mejor que le puede pasar a Xoloitzcuintles después de perder la final, es tener continuidad, mantener el cuadro base y la dirección técnica y dejar de experimentar con nombres y camisetas. Si Xoloitzcuintles logra sobrevivir y cruzar la barrera de los seis años de continuidad habrá dado un gran paso y Tijuana podrá seguir soñando con tener futbol de primera, un sueño que hasta ahora ha sido tan “guajiro” como tener cruces fronterizos rápidos.

Ocho camisetas, tres canchas

Equipos en el Cerro Colorado

Inter Tijuana: Equipo fundacional del profesionalismo en Tijuana. Ha sido el cuadro que más cerca ha estado de llegar a Primera División al perder en 1990 la final contra León por un global de 4-1
Tijuana Stars: Un efímero experimento en los 90.
Chivas-Tijuana: Filial de Guadalajara, perdió en el torneo de Invierno de 1998 la final contra Venados de Yucatán por 1-0.
Nacional Tijuana: Equipo surgido en 1999, que empezó siendo filial de Chivas. Peleó repechajes y cuartos de final y fue el cuadro más constante en el Cerro Colorado después del Inter.
Trotamundos: Un equipo que tuvo una efímera existencia de seis meses en 2003, administrado por un grupo de empresarios en el ramo inmobiliario. Fue el último equipo de futbol profesional que jugó en el Cerro Colorado.

Equipos en el CREA
Club Tijuana: Franquicia traída por Jorge Hank Rhon en 2005, jugó en el CREA y llegó a repechaje en esa campaña
Dorados Tijuana: Filial de Dorados de Sinaloa (entonces equipo de primera división) Jugó en el torneo de clausura 2006 y descendió a Segunda División.
Gallos Caliente: Filial de los Gallos Blancos de Querétaro (entonces en primera división) jugó en el CREA sin llegar a trascender.

Equipos en el Hipódromo
Xoloitzcuintles: Nombre actual del equipo conformado tras la compra de los Lagarteros de Tabasco. Jugó la final del clausura 2009 contra Mérida perdiendo por global de 1-0.

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