lunes, 3 de agosto de 2009

Dejan su tierra por inseguridad



Por Mariana Martínez


Enrique, de 23 años de edad, es un joven estudiante de ingeniería, larguirucho, de melena obscura y despeinada, que explica con tristeza la situación que lo hizo huir de Tijuana hace casi tres años.


“Me tocó que secuestraran a mi vecino y pocos días antes había entrado un grupo de la PFP al fraccionamiento; después a mi mejor amigo lo secuestraron y asesinaron. Un día camino a la escuela, me tocó cuando asesinaron al comandante de playas ahí en el Mirador y pues…. mi familia se puso a la defensiva” recuerda.


Hijo único de un empresario y una exitosa abogada, fue instado por sus padres a irse a vivir a un departamento de San Diego.


”Ya no cruzo casi nunca a Tijuana; de pronto quedó fuera de mis lugares de visita porque me pongo muy nervioso…a veces me da mucho coraje haberme tenido que ir de donde había vivido casi toda mi vida, por una bola de “malandros“, lamenta.


En los últimos cinco años, la violencia ha sitiado a miles de familias tijuanenses, quienes han trasladado su vida desde la Chapultepec, La Cacho, Lomas y todo Aguacaliente, hacia nuevos fraccionamientos en el condado de San Diego, como Bonita, Eastlake, Terranova y La Jolla.

Con ellos no sólo se han ido fuertes inversiones económicas, sino también sus hijos; jóvenes emprendedores y estudiantes universitarios empezando sus vidas productivas, quienes son los generadores de innovación a nivel regional.


Esta pérdida de capital humano inevitablemente traerá consecuencias al futuro de Tijuana.

“Cualquier ciudad que pierda gente, pierde parte esencial de sí misma, sobre todo cuando la gente se tiene que ir, no cuando se va por proyectos concretos, sino cuando se ve orillado a irse, como es el caso de Tijuana”, asegura el doctor José Manuel Valenzuela, investigador de estudios culturales del Colegio de la Frontera Norte (COLEF).

Para Valenzuela, esto es parte de una realidad nacional en la que los jóvenes viven un desencanto importante en las autoridades, el sistema de partidos y en la educación como el recurso cierto de movilidad social.

“Entonces tienes el reconocimiento de una amenaza (levantón, asalto, violación, secuestro, extorsión, cuota o intimidación), pero cuando a eso le añades un horizonte de imposibilidad de transformar las cosas; la creencia de que las autoridades están coludidas; que a políticos que no les importa y que la estrategia del crimen organizado es equivocada, tienes un panorama en el cual es lógico buscar opciones de vida en otra parte”, agrega el investigador.

Para el doctor Valenzuela, los jóvenes y muchos no tan jóvenes-, aquellos nacidos del 76 a la fecha-, están en una situación muy complicada, en la cual el horizonte de vida que han tenido, es de crisis, no han tenido un escenario de abundancia, de prosperidad y eso limita mucho los escenarios posibles.

“Son un sector social que no cree en las figuras en la que deberían de creer, no confían en quienes deberían de confiar…en lo que sí creen es en agendas sociales, derechos humanos, ecología, derechos de los grupos indígenas” explica el académico.

Entre los talentos que se han ido está Melissa, quien acaba de cumplir los 23 años de edad en julio, recién graduada de la carrera de psicología en la Universidad Estatal de San Diego (SDSU por sus siglas en inglés).

Su familia, con cinco hijos, decidió irse de Tijuana a San Diego desde el 2002, cuando ella apenas tenía 16 años. El alto costo de la vida en California la llevó a trabajar desde su último año de preparatoria y durante toda la carrera.

“La diferencia de oportunidades es enorme, yo lo veo con mi hermana que se regresó a trabajar a México; acá en San Diego puedes ganar muy bien en cualquier call-center o de gerente de una tienda, acceder a un crédito,-aún ahorita-, y allá ni de profesionista es fácil sostenerte”, explica.

En sus últimos dos años de universidad, Melissa trabajó en proyectos comunitarios respaldados por SDSU, para prevenir la obesidad en niños pequeños y otro para aumentar la actividad física entre los adolescentes.

“Sí sé que hay mucha necesidad de programas así en Tijuana” dice Melissa, “pero no he pensado trabajarlos allá porque no estoy familiarizada con el contexto, ni sé de empresas o universidades que tengan fondos para hacer algo similar, lo cierto es que estoy aquí [en San Diego] y estoy enfocando a mi vida acá”.

La falta de ofertas atractivas de trabajo es otro factor importante en esta fuga.

“Siempre hemos sido exportadores de talentos” explica Cornelio Andrade, empresario tijuanense de la industria del software, “ahorita hay una crisis de ingenieros y otros profesionistas de alta tecnología en California y los están atrayendo desde Tijuana”.

Andrade asegura que esta fuga de talentos no va a evitar que Tijuana llegue a ser una especie de “Silicon Valley”, para lo cual se han sembrado cimientos en vinculación educativa y atracción empresarial.

Pero también para recoger los frutos de la inversión, Andrade considera necesario crear un compromiso como el que han tenido profesionistas en la India, los cuales luego de experiencias internacionales vuelven al país para dar clases y compartir lo aprendido.

“Tijuana va a llegar a lo que tiene prometido ser” asegura Andrade, “pero el letargo es evidente por la fuga de estos profesionistas, que es sobre todo una merma de talento, entonces, nos vamos a tardar 15 años en lugar de 10, pero vamos a llegar, porque a pesar de todo estamos en un lugar y momento estratégico en la economía mundial”.


2 comentarios:

  1. Me da gusto saber que un medio impreso y digital y sobre todo de acceso al grueso de la población este preocupado por la situación que están pasando los jóvenes , como empiezan a emigrar buscando lo que no hay en Tijuana, cabe mencionar que no solamente son esos hijos de empresarios sino también los jóvenes que se encuentran marginados en las colonias de la llamada nueva Tijuana.

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  2. A que le llamas talento (melisa) una muchacha de 23 años.

    ● todo mundo para poder sobresalir trabajamos desde los 13 , 14 y 15 años en adelante para poder mantener nuestros estudios ( es lo mas normal).

    ● No hay oportunidades para quienes no las generan (no puede ella comparar).

    ● Claro que hay programas comunitarios, en los cuales cualquier profesionista puede acceder a ellos.

    ● Nota: Pensar así que Tijuana no tiene oportunidades y creer que San Diego es el paraíso , lo único que me deja claro es que no tiene nada de talento.

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